jueves, 28 de diciembre de 2023

De una convivencia en Salamanca


24 de septiembre de 2001
Ciclo C Lecturas -I
Lunes XXV TIEMPO ORDINARIO VERDE
Liturfia de las Horas. I Semana del Salterio
Palabra de Dios
Esdras 1, 1-6
El año primero del reinado de Ciro rey de Persia, El Señor, para cumplir lo que había anunciado por boca del profeta Jeremías, movio a Ciro a proclamar de palabra y por escrito en todo su reinoo este decreto.
“Esto dice Ciro, rey de Persia, “ El Señor, Dios del Cielo,  me ha entregado todos los reinos de la tierra y me ha encargado edificarle un templo en Jerusalén de Judá. Los que pertenezcan al pueblo del Señor, que vayan a Jerusalén de Judá, para reconstruir el templo del Señor, Dios de Israel, que habita en Jerusalén. Y que Dios los acompañe. La gente del lugar proporcionará a todos los judíos sobrevivientes, donde quiera que residan, oro, plata, utensillos y ganado, además de las ofrendas que quieran hacer voluntariamente para el templo de Dios, que está en Jerusalén.
Entonces se pusieron en marcha los jefes de familia de las tribus de Judá y Benjamín, los sacerdotes, y los levitas, y todos los que se sintieron movidos por Dios para ir a reconstruir el templo del Señor de Jerusalén. Sus vecinos les proporcionaron toda clase de ayuda: oro, plata, utensilios, ganado y objetos preciosos, además de las ofrendas voluntarias. 
Uno de los errores en que se ha caído a lo largo de la historia es pensar que Dios únicamente habla al “pueblo escogido” sean los judíos o en nuestro caso  a los cristianos. Uno de los aportes importantes del Concilio Vaticano II fue el reconocer que Dios se comunica de muchas maneras con todos los hombres, sin importar su credo. Al reconocer la existencia de un solo Dios, se afirma que este Dios es el mismo de las demás religiones, aunque ellos mismos no lo reconozcan o no lo acepten. Es importante pues, el aceptar a todos, sin dejar por ello de orar por aquellos que no han tenido la oportunidad  de conocer con más profundidad la verdad de nuestro Dios, la cual ha sido revelada por su Hijo único, Jesucristo. Recordemos que estamos llamados a formar no solo un  pueblo sino una sola familia. Seamos promotores del amor, aceptando incluso a aquellos que no piensan como nosotros.

De una convivencia en Salamanca con La HOE la autora de esto creo fue Fini. Que ya vive en Dios
15 de julio 2023 fecha del hallazgo y transcripción

miércoles, 20 de diciembre de 2023

Corredentores


Jesús nos hace corredentores con él
Para empezar no es que nos necesité, pero resulta que en  el bautismo, nos ha unido así, nos hizo parte de sí mismo; parte de su Cuerpo.
Y del mismo modo que yo, aunque para escribir no use el estómago, sin embargo no puedo evitar que esté conmigo cuando escribo. Así de otro modo, pero igual como Jesús nos hizo a cada uno, parte suya, nos asoció,  a su tarea redentora
Por eso pudo decir Pablo. “Suplo en mi carne, es decir en su debilidad, lo que faltaba la Redención de Cristo, por su Cuerpo que es La Iglesia”
Pero está corredención a la que somos llamados por gracia, no por mérito, no es algo que podamos inventar, es un Don  que hemos de acoger, acogiendo la Cruz de Cristo, que es la nuestra.

El Amor de Cristo nos apremia


Porque el amor de Cristo nos apremia al pensar que, si uno murió por todos, todos por
tanto murieron.
En efecto todos éramos merecedores de la muerte eterna, pero esa muerte la asumió Jesús, en su muerte asumió la de todos, y la destruyó con su Levantamiento
Por lo tanto en esa muerte de Jesús hemos muerto todos, sí hemos muerto, y estamos vivos es que en Cristo hemos sido levantados, pero como Cuerpo de Cristo, por lo tanto todos y cada uno somos objeto de su Amor, comprados a precio, le pertenecemos
Y, esto no solo quiere decir que yo debo servir solo a Cristo, sino que tengo que respetar y amar al otro, porque es propiedad de Cristo.

La Palabra de Dios es fuerza


La Palabra de Dios es fuerza para que huyamos del pecado
En primer lugar no hace magia, un violador, un criminal del tipo que sea, no se vuelve un “angelito” por leer la Biblia.
Quien diga eso miente
Pero la Palabra de Dios acogida con actitud orante y humilde, ante el Señor, sí nos ayuda a huir del pecado, porque nos muestra el Infinito Amor de Dios hacia nosotros; y lo que le costamos, nos muestra hasta donde llegó el Hijo de Dios, para rescatarme a mí.
Lo que pasa es que somos mala gente
Porque solo eso tendría que ser razón suficiente para que no pecasemos.

Pecado desesperación


El pecado nunca nos debe llevar a la desesperación t enemos como abogado a Jesucristo el Justo. 1ª carta de Juan
San Juan en su Carta es muy claro; sí pecamos y claro que pecamos pues quien diga que no es pecador es un embustero, pues bien si pecamos, tenemos quien abogue por nosotros a Jesúcristo El Justo, él cual clama a Dios, calma a Dios respecto a nuestros pecados, y no solo los nuestros  los de cualquiera
Porque Jesús es el Redentor de todos.
Por grande que sea nuestra culpa, su Amor es infinitamente mayor, nunca hemos de olvidar que el Hijo se hizo hombre para salvarnos, cuando éramos absolutamente pecadores
No vino a rescatar a justos, sino a pecadores e impíos, y lo hizo a precio de sangre, a precio de Cruz
No va dejar ahora, que se pierda lo que tanto le costó
Por ello nunca debemos desesperar, ni decir a nadie, a nadie que lo suyo no tiene perdón.