Todos conocemos el relato de la curación del leproso, que se acerca a Jesús, le dice desde lejos, “Señor, si quieres puedes curarme, Jesús se acerca, le toca diciendo, “Quiero queda curado”
Confieso que mucho
tiempo lo ví, como un relato tierno, bonito que mostraba el poder de Jesús que
es Dios además de hombre, ahí acababa toda mi historia con el relato
Otras veces oía a
sacerdotes aprovechar para hablar de la necesidad de convertirse de ir a
confesarse. Tampoco les daba para más
Pero cuando empecé a
estudiar en serio La Biblia, y, cuando entre en contacto con el ecumenismo, y,
con los otros hermanos, la cosa cambio radicalmente
Porque aquí en esta
historia que se actualiza cada momento
Hay dos hombres
El leproso
Y, Jesús
Me quedo primero con
el leproso, en aquella época cualquier enfermedad de la piel era considerada
como lepra. Desde la soriasis a la misma lepra, como los antibióticos van a
tardar más de 20 siglos en llegar, eran enfermedades casi mortales, y, la lepra
de verdad además destructiva, como no se conocían los virus, se achacaba al
pecado, así que el leproso era un pecador un impuro, y, tenía que ser expulsado
de la sociedad, vivir aparte, no podía acercarse a una persona sana, pues la
volvía impura
Por eso este
leproso, que sabe que esta enfermo, y, no importa si era lepra de verdad o lo
que fuese, va porque tiene fe a Jesús no va a Caifas, ni a los fariseos va
Jesús, y, le llama Señor, Adonai, palabra que en la Biblia griega, sustituye al
Nombre de YHV, cierto que eso lo pone la comunidad en la que se escribe, o
nacen los evangelios, que son relatos pascuales donde ya saben por el Espíritu que
Jesús es el Señor, y. es lo que nos interesa
El leproso, no ruega
ser curado, no manda, dice simplemente, “si quieres puedes”, el decir si
quieres, implica que acepta que no quiera, sin exigencias, no va acompañado de
un grupo para hacer presión, ni soborna diciendo, si me curas te doy…no, dice
simplemente, “si quieres”, si no quiere tendrá que aguantarse, lo segundo que
dice es “puedes”, él no piensa si no me cura es que pobre no puede, no él sabe que puede, sabe que Jesús puede sacar
la lepra, seguramente los evangelistas pensaban en la lepra del imperio
Porque quiere
curarse el leproso, para integrase en la sociedad, para poder ir al Templo,
para ser un judío más
Y, ese debería ser
el motivo de toda conversión, vivir de nuevo en La Comunidad, no hacerlo cosa
de mi almita y, yo
El leproso no toca a
Jesús, ni se le acerca, sabe que lo volvería impuro
Y, ahora voy con
Jesús
Jesús hombre que es
el modelo
Como judío Jesús
sabe que si un leproso le toca accidentalmente, lo vuelve impuro, tiene que
quemar su ropa, bañarse dar una ofrenda al Templo, ponerse ropa limpia y,
vuelve a ser puro
Con todo respeto por
Moisés, o quien fuese que hizo la dichosa Ley, Jesús sabe que no fue su Abba,
no duda que la Ley fuese necesaria para evitar contagios, pero él no tiene
miedo, se hizo hombre para echarse encima la lepra de nuestros pecados, aquel
que tiene delante, es su hermano menor, hijo del Padre, es imagen del Padre, del
Espíritu, y, del él mismo, en cuanto Dios, es un ser humano, un judío como él,
por eso, no le grita desde lejos, “quiero queda curado”, se acerca y le toca,
no le importa que los demás lo consideren impuro, no le hace impuro tocar la
obra de su Padre, Él es la pureza infinita nada lo puede volver impuro
Jesús no obedece una
Ley que pese a estar en La Tora ya no era justa, y, nos enseña a no tener miedo
a acércanos a los demás, a los que es posible veamos aún algo lejanos, no
tengamos miedo a tocarles, a tratarlos, a verlos como lo que son hermanos
Porque no hay seres
humanos impuros, solo es impuro el pecado
Aprender de Jesús a
actualizar la Fe y la Palabra, no vivir anclados en un pasado, y, acercarnos
unos a otros pues todos, tenemos algo de leprosos, y, todos somos parte de
Jesús el Cristo.