viernes, 24 de abril de 2015

Donde veo personas cristianas que sean manantial, para otros, o, para mi

En muchos sitios, en el programa evangélico de Buenas Noticias, en el programa judío Shalon,  en la Revista de los carmelitas, Santa Teresa

Pero también en las personas con las que comparto la Fe, en mi grupo de animación ecuménica, no doy nombres porque no les gusta, y, en  el grupo del movimiento bíblico

En mi familia, en mi prima Loly, aquí si doy nombre, no ve Internet, y, no se va enterar

Y, no puedo dejar de mencionar un sacerdote muy enfermo, de quien tan poco doy nombre, porque él ya no puede saberlo, el sacerdote que lleva mi grupo ecuménico, y, por encima de todo, los mártires, de siempre, pero sobre todo los de hoy, que me hacen sentirme como una cobarde

Todos estos hermanos son Cántaros de Jesús

Y, doy gracias a Dios por ellos, y, por muchos más, que están ahi

Cómo entender la frase de Jesús de que con su ayuda podemos convertirnos en un manantial de agua.


Hemos de entenderla, en el sentido, de que si estamos unidos a Jesús, por la Fe, y, la Gracia, por la Caridad, estaremos formando un solo Cuerpo con Él, y, los demás hermanos, un cuerpo vivo,  y, esa Caridad, ese Amor de Dios, se derramará en los demás cristianos,  y, en los demás hombres,  y, hará, que estos a su vez, se llenen de Dios,  y, lo derramen también sobre el mundo

La samaritana, se lleno del Amor de Dios, al conocer a Jesús, se lleno del Agua viva,  y, por eso, pudo ir calmar la sed de sus vecinos, llevarles el anuncio de que el Salvador ya estaba con ellos

Sin Jesús podemos un tiempo corto, hacer bien, pero pronto nos cansaremos, y, si lo hacemos que siempre lo sepamos o, no será gracias a Él,  será un bien viciado, haremos bien, por interés,  que siempre es mejor que hacer mal, pero es un bien que no produce frutos, guiados por Jesús, unidos a Él, es distinto


martes, 21 de abril de 2015

VIAJE APOSTÓLICO DEL SANTO PADRE FRANCISCO A SRI LANKA Y FILIPINAS (12-19 DE ENERO DE 2015)

ENCUENTRO INTERRELIGIOSO Y ECUMÉNICO
Bandaranaike Memorial International Conference Hall, Colombo. Martes 13 de enero de 2015
DISCURSO DEL SANTO PADRE
Queridos amigos
Me alegro de tener la oportunidad de participar en este encuentro, que reúne a las cuatro comunidades religiosas más grandes que integran la vida de Sri Lanka: el budismo, el hinduismo, el Islam y el cristianismo. Muchas gracias por su presencia y su calurosa bienvenida. También doy las gracias a cuantos han ofrecido sus oraciones y peticiones, y de un modo particular expreso mi gratitud al Obispo Cletus Chandrasiri Perera y al Venerable Vigithasiri Niyangoda Thero por sus amables palabras.
He llegado a Sri Lanka siguiendo las huellas de mis predecesores, los papas Pablo VI y Juan Pablo II, para manifestar el gran amor y preocupación de la Iglesia católica por Sri Lanka. Es una gracia especial para mí visitar esta comunidad católica, confirmarla en la fe cristiana, orar con ella y compartir sus alegrías y sufrimientos. Es igualmente una gracia poder estar con todos ustedes, hombres y mujeres de estas grandes tradiciones religiosas, que comparten con nosotros un deseo de sabiduría, verdad y santidad.
En el Concilio Vaticano II, la Iglesia católica declaró su profundo y permanente respeto por las demás religiones. Dijo que ella «no rechaza nada de lo que en estas religiones hay de santo y verdadero. Considera con sincero respeto los modos de obrar y de vivir, los preceptos y doctrinas» (Nostra aetate, 2). Por mi parte, deseo reafirmar el sincero respeto de la Iglesia por ustedes, sus tradiciones y creencias.
Con este espíritu de respeto, la Iglesia católica desea cooperar con ustedes, y con todos los hombres de buena voluntad, en la búsqueda de la prosperidad de todos los ciudadanos de Sri Lanka. Espero que mi visita ayude a impulsar y profundizar en las diversas formas de cooperación interreligiosa y ecuménica que se han emprendido en los últimos años.
Estas iniciativas loables han brindado oportunidades para el diálogo, que es esencial si queremos conocer, comprender y respetar a los demás. Pero, como demuestra la experiencia, para que este diálogo y encuentro sea eficaz, debe basarse en una presentación completa y franca de nuestras respectivas convicciones. Ciertamente, ese diálogo pondrá de relieve la variedad de nuestras creencias, tradiciones y prácticas. Pero si somos honestos en la presentación de nuestras convicciones, seremos capaces de ver con más claridad lo que tenemos en común. Se abrirán nuevos caminos para el mutuo aprecio, la cooperación y, ciertamente, la amistad.
Esos desarrollos positivos en las relaciones interreligiosas y ecuménicas adquieren un significado particular y urgente en Sri Lanka. Durante muchos años, los hombres y mujeres de este país han sido víctimas de conflictos civiles y violencia. Lo que se necesita ahora es la recuperación y la unidad, no nuevos enfrentamientos y divisiones. Sin duda, el fomento de la curación y de la unidad es una noble tarea que incumbe a todos los que se interesan por el bien de la nación y, en el fondo, por toda la familia humana. Espero que la cooperación interreligiosa y ecuménica demuestre que los hombres y las mujeres no tienen que renunciar a su identidad, ya sea étnica o religiosa, para vivir en armonía con sus hermanos y hermanas.
De cuántos modos los creyentes de las diferentes religiones pueden llevar a cabo este servicio. Cuántas son las necesidades que hay que atender con el bálsamo curativo de la solidaridad fraterna. Pienso particularmente en las necesidades materiales y espirituales de los pobres, de los indigentes, de cuantos anhelan una palabra de consuelo y esperanza. Pienso también en tantas familias que siguen llorando la pérdida de sus seres queridos.
Especialmente en este momento de la historia de su nación, ¡cuántas personas de buena voluntad están tratando de reconstruir los fundamentos morales de la sociedad en su conjunto! Que el creciente espíritu de cooperación entre los líderes de las diferentes comunidades religiosas se exprese en el compromiso de poner la reconciliación de todos los habitantes de Sri Lanka en el centro de los esfuerzos por renovar la sociedad y sus instituciones. Por el bien de la paz, nunca se debe permitir que las creencias religiosas sean utilizadas para justificar la violencia y la guerra. Tenemos que exigir a nuestras comunidades, con claridad y sin equívocos, que vivan plenamente los principios de la paz y la convivencia que se encuentran en cada religión, y denunciar los actos de violencia que se cometan.
Queridos amigos, les doy las gracias una vez más por su generosa acogida y su atención. Que este encuentro fraterno nos confirme a todos en nuestro compromiso de vivir en armonía y difundir la bendición de la paz.

© Copyright - Libreria Editrice Vaticana

Fundamento invisible de la Unidad es el Espíritu Santo


El Espíritu Santo, es quien da vida a la Iglesia, es su Alma, es Él, Amor del Padre y del Hijo, quien une, a los hombres con Cristo,  recreándolos, Jesús Hombre, fue formado, por el Espíritu Santo, su Encarnación, es obra suya, del mismo modo, el cristiano, el hombre, se hace hijo de Dios, en el Hijo, porque el Espíritu Santo, lo modela, lo recrea, y, esto no lo hace sólo con uno, si no con cuantos acepta a Jesús

Pero es que aceptar a Jesús, como Señor, y, Salvador, como Dios entre nosotros, no es algo, que uno pueda decidir  por pura voluntad, si no que como dice La Escritura, “Nadie puede decir, Jesús es Señor, si no es en El Espíritu Santo”

Por lo tanto, en todos aquellos, que confiesan con su boca, y, con su vida, que Jesús es el Señor, el Salvador,  esta el Espíritu Santo actuando,  y, si esta en todos, ellos, todos ellos están unidos, incluso si no lo saben

Por eso, es el Fundamento invisible de La Unidad, y, Quien nos llevará a la Unidad completa, en La Única Iglesia

miércoles, 8 de abril de 2015

La Escritura, empuja ¿Hacia Cristo, o, hacia la Iglesia?






Las Escrituras, mejor dicho, La Escritura, la Biblia, no lleva a nadie, no tiene la misión de llevar a la Iglesia, como fin, no empuja a la Iglesia, si no hacia Cristo, ahora bien, a Cristo, y, esto lo demuestra bien, la Biblia, no se le encuentra fuera de la Iglesia, y, cuando hay  ese encuentro fuera, termina siempre dentro

Pensar en Tomás,  no recibe a Cristo glorioso, el solito, cuando se encuentra con el Resucitado, es en La Iglesia, en La Comunidad, de los 12; y, pocos más entonces

Cuando los de Emaus, encuentran a Jesús, que les explica la Escritura, y, se les revela en la fracción del Pan, tienen la confirmación de que su encuentro fue real, cuando se les dice, “Si es cierto, ha resucitado, y, se ha aparecido a Simón”

Maria de Magdala, cuando duda,  si lo han robado, va visitar, a las columnas de la Iglesia, Pedro, y, Juan; pero para que le ayuden, fin último a encontrar al Amado

Sin alargarme más

Todo tiene que tender a llevarnos a Jesús, aunque lo haga por pasos intermedios, y, si nos quedamos en el medio, en el sacramento, o, sacramental,  eso es una idolatría

Si la Escritura, sólo nos lleva a la propia Escritura, malo, la hemos hecho un ídolo

Si sólo nos lleva a la Iglesia, y, a estar ahí quietos como parásitos, del Cuerpo místico, sin buscar restañar las heridas del Cuerpo de Jesús,  heridas que hicimos al separarnos, los que nos llamamos cristianos,  y, creemos que con que nos salvemos nosotros, en nuestra Iglesia, Comunidad, da igual que nos llamemos católicos, luteranos, anglicanos, …  hemos hecho de la Iglesia un ídolo

El motivo de La Escritura, si es conducirnos a La Iglesia, donde esta Palabra, se confirma, y, se nos da pura,  pero eso es para conducirnos a  Cristo, y, a Cristo, no lo queremos herido, queremos su Cuerpo sano, por eso, el deber de todo cristiano, es buscar La Unidad, que vendrá cuando Dios quiera, pero quiere, que trabajemos por Ella, ya ahora