El 16 de marzo de 1973 fue redactado, luego
de ingentes trabajos previos, en la localidad de Leuenberg, Suiza, el texto
definitivo de la "Concordia de Leuenberg", un acuerdo doctrinal entre
las iglesias provenientes de la Reforma del Siglo XVI.
A partir del 1 de octubre de 1974, fecha en
que entró en vigencia la "comunión intereclesiástica" en el sentido
de esa concordia. 74 iglesias europeas y dos del área rioplatense han suscripto
la misma. Las iglesias rioplatenses que han adherido a esta concordia son la
Iglesia Evangélica Valdense del Río de la Plata y la Iglesia Evangélica del Río
de la Plata, que la suscribieron respectivamente en 1975 y 1980.
Índice
· Concordia
de Leuenberg
· I.
EL CAMINO HACIA LA COMUNION
· 1)
Aspectos comunes al iniciarse la Reforma
· 2)
Las condiciones cambiadas de la actual situación eclesiástica
· II.
EL COMUN ENTENDIMIENTO DEL EVANGELIO
· 1)
La justificación como mensaje de la libre gracia de Dios
· 2)
Proclamación, bautismo y santa cena
·
III.
LA COINCIDENCIA FRENTE A LAS CONDENACIONES DOCTRINALES DE LOS TIEMPOS DE LA
REFORMA
· 1)
La santa cena
· 2)
La cristología
· 3)
La predestinación
· 4)
Conclusiones
·
IV.
DECLARACION Y REALIZACION DE LA COMUNION ECLESIASTICA
· 1)
Declaración de la comunión eclesiástica
· 2)
Realización de la comunión eclesiástica
CONCORDIA DE LEUENBERG 1. Las iglesias luteranas y retornadas, las
iglesias unidas que surgieron de ellas así como las iglesias de la prereforma
de los valdenses y de los hermanos moravos emparentadas con ellas que adhieren
a esta concordia comprueban en virtud de sus conversaciones doctrinales el
común entendimiento del Evangelio como es desarrollado en lo sucesivo. Esto les
permite establecer y practicar comunión eclesiástica. Agradecidas por haber
sido guiadas a estar más cerca una de otra, confiesan al mismo tiempo que la
lucha por la verdad y la unidad en la iglesia estuvo y está ligada también a
culpa y sufrimientos.
2. La iglesia está fundada solamente en
Jesucristo, quien mediante la dedicación de su salvación en la proclamación y
en los sacramentos la congrega y comisiona. Por ello, según entendimiento de la
Reforma, para la verdadera unidad de la iglesia es necesaria y suficiente la
coincidencia en la auténtica doctrina del Evangelio y en la correcta
administración de los sacramentos. De estos criterios de la Reforma, las
iglesias participantes deducen su entendimiento de comunión eclesiástica, como
se expone en lo que sigue.
I. EL CAMINO HACIA LA COMUNION 3. En vista de diferencias esenciales en la
manera del pensar teológico y del actuar eclesiástico, y por causa de su fe y
su conciencia, los padres de la Reforma no estaban en condiciones de evitar
separaciones, pese a muchos aspectos comunes. Con esta concordia las iglesias participantes
reconocen que sus relaciones mutuas han cambiado desde los tiempos de la
Reforma.
1) Aspectos comunes al iniciarse
la Reforma
4. A distancia histórica se puede reconocer
hoy con mayor claridad aquello que, a pesar de todas las divergencias, era
común al testimonio de las iglesias de la Reforma. Ellas partían de una
experiencia del Evangelio nueva, liberadora y convincente. Al abogar por la
verdad por ellos descubierta, los reformadores fueron llevados conjuntamente a
oponerse a tradiciones eclesiásticas de aquella época. Por ello confesaban al
unísono que la vida y la doctrina debe ser medida según el testimonio original
y puro del Evangelio en las Escrituras. Coincidían en el testimonio de la
gracia divina libre e incondicional en la vida, muerte y resurrección de
Jesucristo para todo aquel que creyese en dicha promesa. Unánimemente
confesaban que obra y forma de la iglesia son determinadas solamente por el
mandato de proclamar este testimonio en el mundo y que la palabra del Señor se
halla por encima de toda estructuración humana de la comunidad cristiana. En
ello, de acuerdo con toda la Cristiandad, aceptaron y confesaron renovadamente
la fe en el Dios trino y uno en el carácter divino-humano de Jesucristo
expresado en los símbolos de la iglesia antigua.
2) Las condiciones cambiadas de
la actual situación eclesiástica
5. En un período histórico de cuatrocientos
años la discusión de las cuestiones de la edad moderna, el desarrollo de la
investigación bíblica, los movimientos de renovación eclesiástica y el
redescubrimiento del horizonte ecuménico, han llevado a las iglesias de la
Reforma hacia nuevas formas de pensamiento y de vida similares entre sí. Ellas,
por cierto, también trajeron aparejadas nuevas controversias que se
desarrollaron a través de todas las confesiones. Paralelamente, en especial en
épocas de común sufrimiento, era experimentada siempre de nuevo una fraternal
comunión. Todo esto impulsa a las iglesias, especialmente desde los movimientos
de reavivamiento, a actualizar para el presente de manera renovada tanto el
testimonio bíblico como las confesiones de la Reforma. Marchando por estos
caminos han aprendido a distinguir el testimonio fundamental de las confesiones
de la Reforma de las formas de pensar históricamente condicionadas. Debido a
que las confesiones dan testimonio del Evangelio como la palabra viviente de
Dios en Jesucristo, no cierran el camino a la continuación de su predicación
comprometida, sino que lo abren e invitan a proseguir por él en la libertad de
la fe.
II. EL COMUN ENTENDIMIENTO DEL
EVANGELIO
6. En lo sucesivo las iglesias
participantes des criben su común entendimiento del Evangelio en la medida de
lo necesario para fundamentar su comunión eclesiástica.
1) La justificación como mensaje
de la libre gracia de Dios
7. El Evangelio es el mensaje de
Jesucristo, salvación del mundo, en cumplimiento de la promesa efectuada al
pueblo del antiguo pacto.8. a) Su veraz entendimiento ha sido
expresado por los padres de la Reforma en la doctrina de la justificación.
9. b) En este mensaje Jesucristo es
testimoniado como el encarnado, en quien Dios se ha unido al hombre; como el
crucificado y resucitado quien ha asumido el juicio de Dios y en él ha
demostrado el amor divino hacia el pecador; como el que viene, quien como juez
y salvador conduce al mundo a su consumación.
10. c) Dios llama a través de su palabra en
el Espíritu Santo a todos los hombres al arrepentimiento y a la fe, y promete
al pecador que cree su justicia en Jesucristo. Por causa de Cristo, quien
confía en el Evangelio está justificado ante Dios y liberado de la demanda de
la ley y vive en arrepentimiento y renovación diarios junto a la comunidad en
alabanza a Dios y. en servicio a otros en la certeza de que Dios consumará su
señorío. Así Dios crea vida nueva y establece en medio del mundo el comienzo de
una nueva humanidad.
11. d) Este mensaje libera a los cristianos
para el servicio responsable en el mundo y los dispone también para sufrir en
este servicio. Ellos reconocen que la voluntad exigente y donante de Dios
abarca todo el mundo. Ellos abogan por la justicia temporal y por la paz entre
los individuos y entre los pueblos. Esto exige de ellos que busquen junto con
otros hombres, criterios razonables y objetivos, y participen en su aplicación.
Hacen esto en la confianza de que Dios mantiene al mundo y en responsabilidad
frente a su juicio
12. e) Con este entendimiento del Evangelio
nos colocamos en el suelo de los símbolos de la iglesia antigua y aceptamos el
convencimiento común de las confesiones de la Reforma de que la exclusiva
mediación salvífica de Jesucristo es el centro de las Escrituras y que la
justificación como mensaje de la libre gracia divina es la medida de toda
predicación de la iglesia.
2) Proclamación, bautismo y santa
cena
13. El Evangelio nos es testimoniado
básicamente a través de las palabras de los apóstoles y profetas en las
Sagradas Escrituras del Antiguo y del Nuevo Testamento. La iglesia tiene la
misión de transmitir este Evangelio mediante la palabra oral en la predicación,
la asistencia individual, y el bautismo y la santa cena. En la proclamación, en
el bautismo y en la santa cena Jesucristo está presente a través del Espíritu
Santo. Así es otorgada a los hombres la justificación en Cristo y de ese modo
el Señor congrega a su comunidad. Para ello él obra en múltiples ministerios y
servicios y en el testimonio de todos los miembros de su comunidad.
14. a) El bautismo
El bautismo se realiza con agua en el
nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. En él, Jesucristo acepta
irrevocablemente en su comunión salvífica al hombre entregado al pecado y a la
muerte para que sea una criatura nueva. El lo llama mediante la fuerza del
Espíritu Santo a su comunidad y a una vida de fe en arrepentimiento e imitación
diarios.
15. b) La santa cena
En la santa cena Jesucristo resucitado se
brinda en su cuerpo y sangre dados para todos por medio de su palabra
prometedora en pan y vino. Mediante ello, él nos concede el perdón de los
pecados y nos libera para una vida nueva en fe. El nos deja experimentar de
manera renovada que somos miembros de su cuerpo, y nos fortalece para el
servicio a los hombres.
16. Cuando celebramos la santa cena,
anunciamos la muerte de Cristo por la cual Dios reconcilió al mundo consigo
mismo. Confesamos la presencia del Señor resucitado entre nosotros.
Alegrándonos de que el Señor haya venido a nosotros, esperamos su futura venida
en gloria.
III. LA COINCIDENCIA FRENTE A LAS
CONDENACIONES DOCTRINALES DE LOS TIEMPOS DE LA REFORMA
17. Las controversias que desde los tiempos
de la Reforma lucieron imposible una comunión eclesiástica entre las iglesias
luteranas y reformadas y que llevaron a mutuos juicios condenatorios se
referían a la doctrina de la santa cena, la cristología y la predestinación.
Tomamos en serio las decisiones de los padres, sin embargo, hoy podemos decir
mancomunadamente con relación a ello lo siguiente:
18. 1) La santa cena
En la santa cena Jesucristo resucitado se
brinda en su cuerpo y sangre dados para todos por medio de su palabra con pan y
vino. Así él se da a sí mismo sin reservas a todos los que reciben el pan y el
vino, a los creyentes para salvación, a los incrédulos para juicio.
19. La comunión con Cristo en su cuerpo y
sangre no la podemos separar del acto de comer y beber. Un interés particular
en la índole de la presencia de Cristo en la santa cena, que prescinda de este
acto, corre peligro de oscurecer el sentido de la santa cena.
20. Donde exista tal coincidencia entre iglesias,
las condenaciones de las confesiones de la Reforma no atañen la posición
doctrinal de tales iglesias.
2) La cristología
21. En el verdadero hombre Jesucristo se ha
entregado el eterno Hijo y con ello Dios mismo a la humanidad perdida para su salvación.
En la palabra promisoria y en el sacramento el Espíritu Santo y con ello Dios
mismo nos hace presente a Jesús como crucificado y resucitado.
22. En la fe en esta autoentrega de Dios en
su Hijo, y en vistas a la relatividad histórica de formas de pensar
tradicionales, nos vemos puestos ante la tarea de destacar nuevamente la
validez de aquello que guió a la tradición reformada en su especial interés por
la preservación intacta de la divinidad y humanidad de Jesús y a la tradición
luterana en su especial interés por su plena unicidad personal.
23. En vista a este estado de
cosas, hoy ya no podemos ratificar las condenaciones de antaño.
3) La predestinación
24. En el Evangelio es prometida la
aceptación incondicional del hombre pecador por parte de Dios. Quien confía en
ello, puede estar seguro de la salvación y alabar a Dios por su elección. Por
ello, sólo es posible hablar acerca de la elección bajo el aspecto del llamado
a la salvación en Cristo.
25. El creyente hace la experiencia de que
el Mensaje salvífico no es aceptado por todos. No obstante, respeta el misterio
del obrar de Dios. A la vez, confiesa la seriedad de la decisión humana como
así también la realidad de la voluntad salvífica universal de Dios. El
testimonio que las Escrituras nos dan de Cristo prohíbe suponer una resolución
eterna de Dios para la reprobación definitiva de ciertas personas o pueblos.
26. Donde exista tal coincidencia entre
iglesias, las condenaciones de las confesiones de la Reforma no atañen la
posición doctrinal de tales iglesias.
4) Conclusiones
27. Donde son reconocidas estas
comprobaciones, las condenaciones de las confesiones de la Reforma relativas a
la santa cena, la cristología y la predestinación no tocan el estado doctrinal.
Con ello no tildamos de impertinentes las condenaciones expresadas por los
padres, sin embargo, ellas ya no constituyen impedimento para la comunión
eclesiástica.
28. Entre nuestras iglesias existen
considerables diferencias en la estructuración de los cultos, en las
expresiones de piedad, en las normas eclesiásticas. En las congregaciones,
frecuentemente, estas diferencias son experimentadas con mayor fuerza que las
tradicionales divergencias doctrinales. A pesar de ello, en tales diferencias
no podemos descubrir, según el Nuevo Testamento y los criterios de la Reforma,
factores de división de las iglesias.
IV. DECLARACION Y REALIZACION DE
LA COMUNION ECLESIASTICA
29. Comunión eclesiástica en el sentido de
esta concordia significa que, en virtud de la coincidencia obtenida en el
entendimiento del Evangelio, iglesias de diferente estado confesional se
otorgan mutuamente comunión de palabra y sacramentos y aspiran a alcanzar la
mayor mancomunión posible en el testimonio y en el servicio al mundo.
1) Declaración de la comunión
eclesiástica
30. Con la aprobación de la concordia las
iglesias en sujeción a las confesiones que las comprometen o bien considerando
sus tradiciones declaran que:
31. a) Ellas coinciden en el entendimiento
del Evangelio como ha sido expresado en los capítulos II y III.
32. b) Las condenaciones doctrinales
enunciadas en los escritos confesionales no tocan el estado actual de la
doctrina de las iglesias firmantes de acuerdo con las comprobaciones del
capítulo III.
33. e) Ellas conceden mutuamente comunión
de púlpito y santa cena. Esto incluye el recíproco reconocimiento de la
ordenación y la posibilidad de la intercelebración.
34. Con estas comprobaciones queda
explicada la comunión eclesiástica. Las divisiones que desde el siglo XVI se
oponen a esta comunión quedan suprimidas. Las iglesias firmantes están
convencidas de que participan conjuntamente de la única iglesia de Jesucristo y
que el Señor las libera y compromete para el servicio mancomunado.
2) Realización de la comunión eclesiástica
35. La comunión eclesiástica se realiza en
la vida de las iglesias y congregaciones. Creyendo en la fuerza unificadora del
Espíritu Santo, ellas orientan conjuntamente su testimonio y su servicio, y se
empeñan en el fortalecimiento y la profundización de la comunión obtenida.
36. a) Testimonio y servicio
La proclamación de las iglesias gana en
crédito ante el mundo cuando ellas testimonian el Evangelio unánimemente. El
Evangelio libera y une a las iglesias para el servicio mancomunado. Como
servicio de amor, el mismo está dirigido al hombre con sus necesidades y busca
remover sus causas. El empeño por lograr justicia y paz en el mundo, exige de
las iglesias en medida creciente asumir responsabilidades en común.
37. b) La continuación de la
labor teológica
La concordia conserva la validez
obligatoria de las confesiones de las iglesias firmantes. Ella no se
autocomprende como una confesión nueva. Ella representa un acuerdo en
cuestiones centrales que posibilita la comunión eclesiástica entre iglesias de
distinto estado confesional. Las iglesias participantes se dejan guiar por esta
coincidencia en la orientaci6n común del testimonio y del servicio, y se
comprometen a continuar entre sí las conversaciones doctrinales.
38. El común entendimiento del Evangelio
sobre el que se funda la comunión eclesiástica debe ser profundizado aún más,
examinado a la luz del testimonio de las Sagradas Escrituras y constantemente
actualizado.
39. Es cometido de las iglesias continuar
trabajando sobre las diferencias doctrinales, que sin ser causas de separación,
existen aún en y entre las iglesias participantes. A ellas pertenecen:
cuestiones hermenéuticas referentes al concepto de Escritura, confesión e
iglesia; relación de ley y Evangelio; práctica bautismal; ministerio y
ordenación; doctrina de los dos reinos y doctrina del reinado de Cristo;
iglesia y sociedad. Al mismo tiempo deberán ser recogidos los problemas nuevos
que surgieron con relación a testimonio y servicio, orden y práctica.
40. En virtud de su herencia común, las
iglesias de la Reforma deben fijar su posición frente a tendencias de
polarización teol6gica que se perfilan en la actualidad.
Los problemas con ello aparejados
trascienden en parte las diferencias doctrinales que habían originado a su
tiempo la divergencia luterano-reformada.
41. Será tarea de la labor teol6gica común
testimoniar y delimitar la verdad del Evangelio frente a desfiguraciones.
42. c) Consecuencias organizadoras
La declaración de la comunión eclesiástica
no se anticipa a reglamentaciones de derecho eclesiástico en cuestiones de
detalle entre y dentro de las iglesias. No obstante, las iglesias tomarán en
cuenta esta concordia cuando hagan sus arreglos.
43. En general rige que la declaración de
la comunión de púlpito y santa cena y el recíproco reconocimiento de la
ordenación no atañen a la validez de normas vigentes en las iglesias respecto
del empleo en el ministerio parroquias, el ejercicio del servicio pastoral y
las normas de la vida eclesiástica.
44. La cuestión de una fusión organizadora
de iglesias individuales participantes sólo puede ser decidida en la situación
en que dichas iglesias viven. Al examinar esta cuestión deberían considerarse
los siguientes puntos de vista:
45. Una unificación que menoscabase la
viviente multiplicidad de formas de proclamación, de la vida de culto, de las
normas eclesiásticas y de la actividad diacónica y social contradeciría la
esencia de la comunión eclesiástica iniciada con esta declaración. Por otro
lado, en determinadas circunstancias el servicio de la iglesia puede sugerir
uniones formales por causa de la conexión objetiva entre testimonio y orden.
Las consecuencias organizadoras que resulten de la declaración de comunión
eclesiástica no perjudicarán la libertad de decisión de las iglesias
minoritarias.
46. d) Aspectos ecuménicos
Al declarar y practicar entre sí comunión
eclesiástica, las iglesias participantes obran en virtud del compromiso de
servir a la unión ecuménica de todas las iglesias cristianas.
47. Ellas entienden semejante comunión
eclesiástica en el ámbito europeo como una contribuci6n hacia la consecución de
esa meta. Esperan que la superación de aquello que las separaba hasta ahora
repercutirá sobre las iglesias emparentadas confesionalmente con ellas en
Europa como en otros continentes y están dispuestas a considerar junto con
ellas la posibilidad de establecer comuni6n eclesiástica.
48. Esta expectativa vale también para la
relaci6n recíproca de la Federación Luterana Mundial con la Federación
Reformada Mundial.
49. Igualmente esperan que la comunión
eclesiástica dé nuevos impulsos al encuentro y la colaboración con iglesias de
otras confesiones. Se declaran dispuestas a colocar sus diálogos doctrinales
dentro de este horizonte más amplio.
http://www.zap.cl/ilv/concordia.html#10
creo que es interesante para comprender un poco mejor a nuestros hermanos no católicos y poder avanzar en el Ecumenismo