Reunirnos en el nombre de Jesús para rezar juntos, para conocer y compartir las riquezas de la fe cristiana,
para pedirnos perdón recíprocamente es
la premisa para superar muchas divisiones.
Podrá parecer que son iniciativas
pequeñas.
Pero nada es insignificante de
cuando se hace por amor. Jesús entre
nosotros, "fuente de nuestra
unidad" nos indicará el camino para convertirnos en instrumentos de
la unidad que Dios quiere.
Esto es lo que dice La Comisión
de Fe y Constitución del Consejo
Ecuménico de las Iglesias y el Pontificio Consejo para la promoción de la
Unidad de los cristianos, cuando proponen esta palabra de vida, cuyo material
ha sido preparado por un grupo ecuménico
de Dublín.
De hecho desde el año 1968
durante toda la semana de oración por la Unidad de los cristianos vivimos todos
juntos una misma palabra de vida; un
signo y una esperanza para el camino hacia la plena y
visible comunión entre las Iglesias.
Donde estén dos o más reunidos en
mi nombre allí estoy yo en medio de ellos.
Pero. ¿Qué significa estar unidos
en el nombre de Jesús?
Significa estar unidos en Él en
su voluntad. Y sabemos que su máximo deseo, su mandamiento, es que entre nosotros exista el amor reciproco.
Por eso, donde dos o más
personas están dispuestas a amarse de
ese modo, capaces de posponerlo todo con tal
de merecer su presencia, todo cambia alrededor.
Jesús podrá entrar en nuestras
casas, en los puestos de trabajo y de estudio, en los parlamentos y en los
estadios transformados.
Su presencia será luz para
solucionar los problemas será
creatividad para afrontar nuevas situaciones personales y sociales, será ánimo para llevar adelante las más arduas
opciones. Será fermento para la
existencia humana en sus múltiples expresiones.
Su presencia espiritual, pero
real estará entre las familias, entre los obreros de las fábricas, en las
oficinas, en los astilleros, está con
los agricultores en los campos, se encontrará con los comerciantes, entre los
empleados en servicios públicos en todos los ámbitos
Jesús, que vive en medio de
nosotros gracias al amor reciproco continuamente renovado y declarado, también estará
nuevamente presente en este mundo y lo liberará de sus nuevas esclavitudes. Y el Espíritu Santo
abrirá nuevos caminos.
Por nuestra experiencia podemos decir con gratitud a Dios
cuán cierto es lo que escribí hace muchos años.
Que si estamos unidos a Jesús,
está entre nosotros y esto es lo que
vale.
Vale más que cualquier otro
tesoro que pueda poseer nuestro corazón,
más que la madre el padre, los hermanos, los hijos, vale más que la casa, el
trabajo, las propiedades, más que las obras de arte de una gran ciudad como
Roma, más que nuestros asuntos, más que la naturaleza que nos rodea con flores
y prados, el mar y las estrellas, mas que nuestra alma.
¡Que gran testimonio da en el
mundo por ejemplo el amor recíproco del
Evangelio entre un católico y un armenio, entre un metodista y un ortodoxo! por lo tanto también hoy vivamos la caridad la vida que Él nos da momento a momento el amor
fraterno es el mandamiento básico. Por eso vale mucho todo lo que es expresión de fraternidad sincera.
No vale nada todo lo que hagamos si en ello no hay sentimiento de amor por los
hermanos.
Dios es Padre y en su corazón tiene siempre y solamente a
sus hijos vivamos para tener a Jesús, siempre con nosotros, para llevarlo al
mundo, que no conoce su paz-
Chiara Lubich
"Orar la vida" (mes de
enero de 2006; a Ciudad nueva)
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