Convivir con otras religiones
El
problema, o, la falta del problema, es
que aquí los no cristianos, aunque cada vez sean más, son gentes que vienen trabajar a España, inmigrantes, y,
muchas veces, personas que acuden a Caritas,
con lo que el diálogo, es más difícil,
por la razón de que aunque no se quiera, siempre se van a sentir mirados
de arriba abajo, y, el diálogo, va ser un poco interrogatorio, no que lo sea,
si no que lo van a ver así, nada que ver pues, con lo que pueda suceder en
otros países, donde uno, compra el pan, al vecino, islámico, que le recuerda,
que el viernes cierra, pues se va a la mezquita
Aclarada
esta tontería, para dialogar tenemos que saber, y, salvo excepciones no
sabemos, el diálogo religioso, y, hasta
el futbolero, exige, no ir dar
lecciones, escuchar al otro, primero, y,
para escucharlo, uno, tiene que estar
convencido, de que puede decirle algo, interesante, si no oye, pero no escucha,
dejar hablar, y, atender al que habla, y, después responder, hablar, decir lo
que uno tiene que comunicar, y, en que esta de acuerdo, y, en que no, pero sin juicios, sin lo mío es mejor, ni peor, es tener el
coraje incluso, cuando ya el diálogo es entre amigos, de preguntarle por
ejemplo a los islámicos, porque son tan bestias, como pueden llamar le
martirio, a suicidarse, asesinando
Todos
pueden enseñarnos, recuerdo, hace unos años, en las fallas de Valencia, un grupo de hindúes,
exigieron se sacaran las imágenes de su dios, Ganesh el elefantito, de una
falla, eso es una enseñanza para los cristianos que consentimos se blasfeme
contra Jesús, también los islámicos nos enseñan a pedir el respeto a nuestras
creencias, como ellos las exigen a las suyas, aunque no con los mismos métodos
También
hemos de hacer auto crítica, pero con
conocimiento histórico, por ejemplo no olvidar que España, fue invadida por los
árabes, así, que los reyes católicos no les quitaron nada, recuperaron lo
nuestro
¿Pero
el dialogo es posible?, sinceramente, creo que sí, aunque no, con todos los islámicos, yo no puedo dialogar con quien
me puede volar por los aires, no, es que no les quiera, si, pero les tengo
miedo, la verdad es que tampoco les quiero
Los
cristianos no podemos olvidar quien somos, y, antes que dar testimonio de
palabra, que también, y, cuando se nos pida, como decía, San Pablo, hemos de
darlo con nuestra vida
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