"Al forastero siempre se le ofrece agua; también en las viejas aldeas de Galicia "
Uno de los textos para la semana de la oración de este año, dice, que en Brasil, al forastero siempre se le
ofrece agua, pues bien no sólo en
Brasil, también en Galicia, al menos en las viejas aldeas, cuando uno llegaba a
la aldea, fuera la suya, o, la de otro, lo primero que se encontraba, eran las
puertas abiertas, y, si “el jefe
principal”, es decir, el can de palleiro,
te dejaba entrar, una voz de mujer, casi siempre, te decía, ¿Queres, un vaso de auga”, agua, que se tenía en la sella, o en cubos,
recién traída del pozo, o de la fuente, un agua, fresca, rica, aunque
seguramente, no lo descartaría, el perro, y, el gato de la casa, habrían
bebido en ella, naturalmente
después del agua, si se podía se ofrecía vino, tocino, jamón, chorizos
Ahora claro, ha cambiado, los
pocos que se quedaron en las aldeas, viven con los adelantos de la ciudad, y,
en vez de un vaso de agua, te dicen. ¿Queres
un cerveixa, o, unha cocacola, ou non
tes sede?
Una forma de decirte, si quieres
refrescos, vete al bar, aunque lógicamente hay de todo
Pero la enseñanza, de esto es que
tanto los gallegos, como los brasileños, sabían, saben que el agua, es un
elemento necesario para la vida, lo saben porque sus campos no dan fruto si no
tienen agua, saben que el agua es un don
de Dios, en la ciudad no, tienes que pagarla, saben que al que llega cansado,
al que se acerca sediento, o, que presumes sediento, debes brindarle, ese don
de Dios, que es el agua
Y, si eres el visitante, el
caminante, sabes que debes aceptarla, aunque seas hombre, o mujer de ciudad,
debes tener ese acto, humilde de compartir antes que nada, un vaso de agua
Y, así también todos los
cristianos hemos de saber compartir los dones del Espíritu Santo, compartir lo
que nos une, y, no ocultar lo que nos separa
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