Dios prometió a David que un fruto de sus entrañas, un hijo suyo se sentaría
en su trono, le dijo que su trono duraría por siempre
Dios no miente, y, no mintió a David, ese hijo es Jesús de Nazaret,
quien como hombre se sentó en el trono de Dios, como Jesús es Judío de la Casa de David, es heredero de las promesas
que Dios hizo a su Pueblo, por Él que es “rey de los judíos”, como dice La Escritura,
por eso Pilato, dijo sin saber lo que decía, “Lo escrito, escrito esta”, Israel
en Jesús, porque Jesús viene a ser Israel, a ser su Templo, ya reinan sobre el
mundo, y, en el mundo
Nosotros los no judíos pero que fuimos unidos a Jesús por el bautismo,
somos uno con él por eso participamos de su herencia, llevamos el sello del Espíritu
Santo, somos ya ciudadanos del Israel celeste, formamos parte de la familia de
los patriarcas y profetas, el pueblo santo de la primera Alianza es nuestra raíz,
por Jesús los que no éramos pueblo ahora somos pueblo
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