sábado, 1 de septiembre de 2018

Saúlo respiraba amenazas

Hechos 9, 1-19 tercera lectura del  3º día del Octavario 2017

“Saulo, que todavía respiraba amenazas de muerte contra los discípulos del Señor, se presentó al Sumo Sacerdote y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de traer encadenados a Jerusalén a los seguidores del Camino del Señor que encontrara, hombres o mujeres.”

Saulo persigue a La Iglesia, por lo que él entiende es su deber con el judaísmo.

“Y mientras iba caminando, al acercarse a Damasco, una luz que venía del cielo lo envolvió de improviso con su resplandor.
Y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: "Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?"
Él preguntó: "¿Quién eres tú, Señor?". "Yo soy Jesús, a quien tú persigues,   le respondió la voz.
Ahora levántate, y entra en la ciudad: allí te dirán qué debes hacer".  Los que lo acompañaban quedaron sin palabra, porque oían la voz, pero no veían a nadie.”

Mientras va de camino, no es sólo el camino físico, es su búsqueda de La Verdad plena, allí se encuentra con La Luz, que es Cristo, que lo tumba al suelo, como había dicho Simón, “muchos caerán y se levantaran, por su causa, aquí cae el perseguidor, enfrentado a sí mismo, por La Luz, que lo ciega, y, lo ilumina, él no persigue a Jesús, él persigue a los cristianos, él persigue, pisa los pies no la Cabeza, La Cabeza, Jesús se identifica, Él es el perseguido, lo manda levantarse, no puede estar tumbado, la penitencia lleva a la conversión al cambio de vida,  no le dice lo que debe hacer, lo manda entrar en La Ciudad, esto evoca La Jerusalén celeste, es decir La Iglesia, allí le dirán lo que ha de hacer, no será Jesús directamente, sino los elegidos por Él, y, por su Espíritu. Los que lo acompañan, los que buscaban con él, sienten algo, pero no ven nada, no han encontrado todavía.

“Saulo se levantó del suelo y, aunque tenía los ojos abiertos, no veía nada. Lo tomaron de la mano y lo llevaron a Damasco.  Allí estuvo tres días sin ver, y sin comer ni beber.”
Saulo se levanta del suelo, va empezar su camino, pero no ve, nada, es decir aún no entiende, lo introducen en Damasco, lugar físico, pero también símbolo del catecumenado,  esta 3 días sin comer ni beber, los 3 días evocan la Resurrección, también tiene que morir Saulo, para que resucite Pablo”

“El bautismo de Pablo
 Vivía entonces en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor dijo en una visión: "¡Ananías!" Él respondió: "Aquí estoy, Señor".
El Señor le dijo: "Ve a la calle llamada Recta, y busca en casa de Judas a un tal Saulo de Tarso.
 Él está orando, y ha visto en una visión a un hombre llamado Ananías, que entraba y le imponía las manos para devolverle la vista".
Ananías respondió: "Señor, oí decir a muchos que este hombre hizo un gran daño a tus santos en Jerusalén.
Y  ahora está aquí con plenos poderes de los jefes de los sacerdotes para llevar presos a todos los que invocan tu Nombre".
El Señor le respondió: "Ve a buscarlo, porque es un instrumento elegido por mí para llevar mi Nombre a todas las naciones, a los reyes y al pueblo de Israel.”
Jesús escoge a Ananias, para bautizar a Pablo, aunque Ananías no entienda

“Yo le haré ver cuánto tendrá que padecer por mi Nombre".
Ananías fue a la casa, le impuso las manos y le dijo: "Saulo, hermano mío, el Señor Jesús —el mismo que se te apareció en el camino— me envió a ti para que recobres la vista y quedes lleno del Espíritu Santo".
En ese momento, cayeron de sus ojos una especie de escamas y recobró la vista. Se levantó y fue bautizado.
 Después comió algo y recobró sus fuerzas.” 

Y, Dios por medio de Ananías, le devuelve la vista, física, si tal, pero sobre todo, La Fe purificada, La Fe en el Crucificado Resucitado,  lo llena del Espíritu Santo, caen de sus ojos las escamas de creerse pueblo elegido, del rechazo, de la ceguera espiritual, del orgullo de ser fariseo, ahora ya puede ser bautizado
Después comió, y recobro fuerzas,  pienso que esta comida fue La Eucaristía que le dio fuerzas para su nueva misión, y que recuerda aquella del Profeta Elías”

Los cristianos también, en la búsqueda de La Unidad precisamos encontrarnos en nuestro Damasco, con Jesús, que nos recuerde,  las veces que lo hemos insultado, o perseguido, al insultar o perseguir a otro hermano

Que nos dejemos introducir en el Camino de la búsqueda de La Unidad, y, que como Pablo, encontremos en Cristo Eucaristía nuestra fuerza..




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