En el bautismo Cristo nos ha hecho propiedad suya. Al hacernos suyos, Cristo nos ha unido inseparablemente a cada uno de nosotros consigo mismo, y con los demás.
Nuestro vínculo de unidad es inquebrantable porque no está enraizado en nosotros, sino en Cristo. Somos uno en Cristo. ¡Que todos los cristianos oren y trabajen unidos para que nuestra unidad se haga visible a fin de que todo el mundo la vea! Samuel Kobia
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