Si queremos que en el mundo se den los frutos del Espíritu Santo, y, no los que hay ahora, los del espíritu de las tinieblas, tenemos que vivir los y darlos nosotros, pero eso no es posible si estamos separados, enfrentados, si actuamos por rivalidad, aunque los frutos sean buenos nacerán viciados, no serán ya frutos del Espíritu Santo, y, envenenaran al que los coma, es decir alejaran de Dios en lugar de acercar.
Por eso, hemos de pedir, de orar al Espíritu Santo, para que nos una, y, así con Cristo,daremos buenos frutos, Los frutos del Espíritu Santo, y el mundo creerá en Jesús
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