domingo, 2 de abril de 2017

Dios no mira como nosotros, ve el corazón





Cuenta el primer libro de Samuel; que cuando, Samuel va por mandato de Dios, a buscar otro rey para Israel, al llegar a la casa de Obed, el padre del que sería el rey David; observa los hijos de Obed, los hermanos de David, y, le llaman la atención se fija en especial en uno, por su porte vigoroso, un buen rey, se dice Samuel

Pero Dios lo corrige, no quiere al muchacho como rey, su elegido es otro, y se lo aclara a Samuel, los seres humanos vemos la apariencia, Dios ve el corazón

por ello Samuel, tras preguntar si había algún muchacho más, espera, por David, y lo unge

Nosotros todos, vemos incluso respecto a nosotros mismos, a acciones del pasado, y hace media hora ya es pasado,  vemos la acción lo externo, eso si, en caso personal, sabemos disculparlo, en caso ajeno, agravarlo,  o minusvalorarlo, porque el hecho no tiene porque ser malo, puede ser una buena acción

Dios ve la lucha, para conseguir vencer la tentación, los esfuerzos para hacer el bien, conoce como somos al milimetro no en vano, nos hizo Él en el seno materno, y nos sostiene

por eso San Pablo, dice que ni así mismo se juzga

Quien recibe un regalo costoso, puede que lo valore, más que uno de menos valor monetario, pero si es persona inteligente, y conoce a quien se lo hace, sabrá si él que le hizo un regalo de menos valor pecuniario, tuvo más esfuerzo para ello

Pues con distancia infinita, con Dios pasa lo mismo
Aquella persona cometió un acto horrible un crimen tremendo, pero Dios sabe que se vio sola, que nadie la aconsejo, ni la ayudo, que lucho hasta el momento, hasta que se dejo vencer, y entoces Dios no la rechaza, va a buscarla, a sanar le las heridas

Por eso nos prohíbe juzgar


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