viernes, 21 de abril de 2017

Precisamos un nuevo corazón



Precisamos un corazón nuevo, el prometido a Ezequiel
Un corazón de carne, que sangre, que sufra, que le duelan las divisiones en el Cuerpo de Cristo, Cuerpo del que forma parte; y, en realidad ese corazón ya lo tenemos, es el de Jesús, a un Cuerpo le basta con un corazón, si no es un monstruo, nuestros corazones tienen que fundirse en el suyo
Y, por ello Dios tiene que sacarnos el corazón de piedra, la piedra no funde, la piedra es piedra
El corazón de piedra, él que sólo se fija en los ritos, no en las personas, que valora más la exactitud de las palabras de un dogma, que la vivencia de amor que encierra
Él que ve en los otros en los que no son del mismo grupo, Iglesia, Comunidad enemigos
Él que le duelen las ofensas a los suyos, pero apoya, y, no le importaría participar en las hechas a los otros
Corazón de piedra, él que sólo se alegra de lo suyo, de lo que pasa en su Iglesia, Comunidad, grupo, pero siente indiferencia cuando no rabia, por “los éxitos de los otros”; como si no fuesen todos, del Espíritu, y si no son del, no valen, no son nada

Dice la leyenda, que a la mística Margarita de Alocoque; Jesús le saco el corazón, y le puso el suyo; eso es lo que precisamos los cristianos tener el corazón humano de Jesús, ese el corazón nuevo que hemos de pedir al Padre, así seremos uno, con un solo corazón, el suyo,  y, un corazón de carne, no de piedra como el nuestro, como los nuestros, católicos, luteranos, ortodoxos, etc. Etc.

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