martes, 28 de enero de 2020

Sin La Luz y la guía de Cristo nos desorientamos

Sin La Luz y la guía de Cristo nos desorientamos

El día 25 concluíamos el Octavario por La Unidad, recordábamos el naufragio de Pablo en la isla de Malta, el Libro de los Hechos narraba con gran dramatismo las peripecias del viaje; y, al narrar los hechos que precedieron al hundimiento del barco, nos decía el texto sagrado que se habían quedado a oscuras no se veía ni el sol, ni las estrellas lógicamente así no podían navegar,

Los cristianos también navegamos, los cristiano católicos le llamamos a La Iglesia, “La Barca de Pedro”, navegamos hacia La Jerusalén celeste, por el mar de la historia, y, para no encallar en las rocas de la vida, para llegar a puerto, precisamos que el Sol brille, es decir precisamos La Luz y la guía de Cristo.

Jesús nos ilumina y nos guía con su vida, nos ilumina con La Luz del Evangelio, de su Palabra, Él mismo es La Palabra encarnada, con La Iglesia nacida en Pentecostés, y herida por nuestras divisiones, con el ejemplo de los hermanos que llegaron a la meta, y, con muchos o pocos Dios lo sabe; que imitaron e imitan en su vida, las virtudes de Jesús, sometiéndose como Él al Padre,

A veces en nuestro navegar hacia La Jerusalén celeste, Jesús se esconde, y, entonces sentimos que “vamos encallar”; pero él sigue ahi, iluminando y guiándonos hacia el Padre, a todos porque Jesús no vé cristianos católicos, anglicanos, bautistas, él solo ve cristianos

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