lunes, 19 de abril de 2021

Devorar La Palabra

Devorar La Palabra 

Comer a Cristo no es solo comulgar es devorar su Palabra.
Cristo es el Verbo de Dios, es decir su Palabra, por ello uno de los lugares donde lo encontramos es en La Sagrada Escritura, recibida de La Iglesia, y, leída en La Iglesia, no en la iglesia, que también se puede
Devorar la Palabra, no se refiere a hacer una lectura exhaustiva que poco o nada valdría
Sino de “devorarla”, de comer la de engullirla, de masticarla, es decir, de tomar el texto sagrado, y, hacer una lectura pausada, pero bajo la guía del Espíritu Santo, para ver el mensaje primero, el dirigido a los primeros que leyeron ese texto, y, si no esta mal, apuntar el versículo que nos llamé la atención, pero a veces no es buena solución
Otra lectura pausada del mismo texto para ver, como se ha cumplido o se cumple en La Iglesia. Que no se ve no pasa nada.
La tercera lectura, cada uno, puede ponerse las que quiera,  sobre uno mismo, no para ver lo que yo haría si fuera tal o cual personaje,  eso es una tontería, empezando porque yo no soy tal o cual personaje
La lectura oracional personal, para ver
Qué me pide el Señor en este momento
En qué le estoy agradando
Qué debo cambiar; o qué debo mejorar
O lo que a Él se le ocurra
Y, asi no un día todos, pueden servir los textos bíblicos de la Misa, de la liturgia de las horas, si no hay tiempo para tomar La Biblia, que la mayoría de las veces lo habrá.
Sin aumentar ni cortar el tiempo. Sí en apariencia no dice nada, no pasa nada, la siembra aunque uno no se dé cuenta queda hecha, y, cuando lo precisemos, El Espíritu lo traerá a nuestra memoria
Por eso, si alguna vez en algún momento, nos viene a la mente, que si nos viene es porque lo traé, Él un versiculo, un texto, lo que sea de La Sagrada Escritura, es bueno, hablarlo con Él, en el silencio del corazón, no importa el sitio, si puede ser frente al Sagrario mejor, si no frente a la naturaleza, o en casa.
Y, así de tanto devorar La Palabra, acabaremos por vomitarla sobre el mundo que tanto la necesita.
Pero no es sólo devorarla, es dejar que ella nos devore, y, nos vaya haciendo a su gusto
Al fin y al cabo. Todo fue hecho por el Verbo y para El Verbo humanado

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