El tema de este año, en el Octavario, fue el encuentro de Jesús con la samaritana, en el relato de San Juan, capítulo 4, vemos como la mujer, se encuentra con Jesús, cuando va a buscar agua, al pozo, y, Jesús, pese a ser judío, se atreve a pedirle de beber
Ahí, se inicia un diálogo, en el cual, Jesús, la va ir conduciendo de hablar, del agua común, corriente, para hablar del Agua divina, de la Gracia, hasta llegar a descubrirla, Quien es Él; Jesús no hace ningún signo, son sólo, un hombre, y, una mujer hablando
No hay milagro, o, mejor dicho si lo hay, y, es la apertura, del corazón de esta mujer, hija de un pueblo marginado, precisamente, por el pueblo de Jesús, Pueblo, del que un día formaron parte, pero no se trata ahora de la historia de los samaritanos, ni de su Templo, opuesto al de Jerusalen
Judíos, y, samaritanos, esperan al Mesías
Judíos y samaritanos, creen en el Dios de Abraham
Son hermanos
Jesús no va con intención de quedar bien, su ecumenismo; pues es un diálogo ecuménico, no busca agradar, ni desagradar, es La Verdad, y, por ello no puede mentir, ni ir con medias tintas
No oculta pues, que la Salvación, viene de los judíos
Que en ellos, esta la plenitud de la Revelación, ellos conocen a Dios, adoran a Uno, que conocen, y, lo conocen porque oyen a los profetas
Tampoco oculta, que es el Mesías, no lo dirá a nadie de su pueblo, si a la samaritana
Pero deja claro, que todo esto, va pasar, a Dios hay que adorarlo en Espíritu y en Verdad, no hay limites de lugar ni tiempo
La mujer escucha, y, se va, pero deja su cántaro, en el suelo, por muchas razones, pero sobre todo, porque ahora lo que le importa no es ese agua, que vino buscar, si no El Agua que ha recibido, y, que como vaso comunicante, quiere ir llevar a su gente
Pudo haber dado las gracias, coger su cántaro con el agua, y, volver a su casa, al fin, y, al cabo había ido a buscar agua, pero sabe, que a veces es preciso dejar el cántaro del agua, para encontrar al hermano, que es cristiano como yo, pero que lo vive de otro modo, para poder llegar a dialogar, y, orar juntos
porque si seguimos, con el cántaro de lo que hicieron, o, le hicieron a mi Iglesia, o Comunidad, en el pasado
con el cántaro, de que no viven la piedad como la vivo yo, como la vive mi Iglesia, Comunidad
con el cántaro de....
Con el cántaro, de no me puedo arriesgar, ya estoy bien como estoy, antes me decían eran herejes, papistas, cismáticos
Nunca nos encontraremos, no podremos hablar ni orar como hermanos, y, no podremos comunicar al mundo, que si quiere, Dios lo ha salvado, pero para ello, unos y, otros hemos de aceptar a Jesús, y, dejar los cántaros en el suelo, los cántaros del prejuicio, del odio, de la indiferencia, y, los citados antes, cada uno, sabe, que le impide siendo cristiano, vivir el ecumenismo, que no es un añadido, si no una obligación, pues si no, nos duele, ver El Cuerpo de Cristo roto, de cristianos tenemos poco
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