viernes, 16 de septiembre de 2016

Unidad cristiana

Unidad cristiana



1º  La Unidad en los tiempos apostólicos, pre pascuales

Tal vez una visión demasiado romántica de los evangelios; nos harían ver, que esos 12 primeros “cristianos”, y, unas pocas “cristianas”,  lo he entrecomillado, porque  evidentemente, no eran cristianos, no lo eran, en el sentido legalista, que entendemos nosotros, si lo eran, en el sentido, etimológico de la palabra, seguían a Cristo, aunque no supiesen muy bien, por qué, ni quien era, en realidad, pero y, nosotros  hasta donde,  podemos dar respuesta.

Bien decíamos que pudiera parecer, que  en ese  grupo, de unos pocos cientos de personas, no  eran sólo los 12,  todo era Unidad,  pero no es así, entre ellos ya anidaba  “el virus”; de la discordia, y, la desunión, por supuesto,  con los que no eran de su grupo,  aquellas buenas personas, pensaban que Jesús, era de su propiedad, cuando es a  la inversa, vamos eran como la mayoría de los cristianos de ahora, ya seamos católicos, adventistas, luteranos,  episcopalianos, etc.  Cuando los samaritanos no quieren recibir a Jesús,  la idea, es pedir que sean fritos, desde el Cielo; y, en otra ocasión; Juan, dirá  muy ufano, que ha regañado, a uno, que hacía el bien en nombre de Jesús, sin ser del grupo;        

Pero quien piense, que al menos, dentro del grupo, si había Unidad, esta errado, más de una vez, Jesús,  los tuvo que reprender, por discutir, quién  iba ser el más importante, y,  luego los 2 hermanitos, pidiendo los primeros puestos en un Reino, que entendían, como podían. En  la última Cena,  coloca el Evangelio de Juan, la primera oración ecuménica, hecha por el mismo Cristo

Era normal, que  hubiese disensiones, y, era normal porque estaban bajo, el pecado,  nosotros también, y, el Espíritu del Mal,  es diábolo, divisorio, pero pese a todo, como tenían a Jesús con ellos,  dejando a un lado,  sus niñerías, estaban unidos, será al morir Jesús, cuando saldrán de espantada

De aquí sacamos una conclusión; dado que somos humanos, la Unidad, perfecta, en esta tierra nunca la vamos a tener,  La Unidad en la Fe, y, el Amor, sólo estando unidos a Jesús


2)      La  Unidad en los tiempos apostólicos

Entendemos por éstos, desde Pentecostés, hasta el siglo II de nuestra era; también entonces, como se puede constatar fácilmente, por la lectura del NT,  no faltaban las disputas, y, disensiones entre los primeros miembros de La Iglesia, o, de las Iglesias

Así por ejemplo; en Hechos, 6,  se nos da cuenta de una pequeña, queja motivada, por el mundo, de atender a las viudas de los procedentes del helenismo,  o, sea de origen griego, y, de las viudas de los hebreos, lo que llevo a la ordenación de los primeros, “diáconos”; es decir; “diaconey, servidores”

Se podría aducir, que aquí, no había disputa, de tipo; “teológico”; y, es cierto. Sin embargo en, Hechos, 10ss,  se nos muestra una crítica  a Pedro, por haber entrado en casa de incircuncisos, del Centurión Cornelio

La entrada de “nuestros abuelos”; los cristianos procedentes del paganismo, los gentiles, en la Iglesia de Jerusalén, no estuvo, exenta, de disputas, de rechazos, y, una vez dentro, tampoco la aceptación, fue unánime, unos querían que observasen las leyes de la Antigua Alianza, circuncisión de varones al 8º día,  carnes impuras, etc., lo que motivo,  el llamado Concilio de Jerusalén.

Y, si alguien piensa, que todos aplaudieron el Concilio; pues no, los  llamados judaizantes,  seguían dando  la murga, Pablo, se tuvo que enfrentar muchas veces a ellos en sus cartas,  dejándoles clarito, o, intentándolo, que, la Ley, sólo había sido, la niñera, para llevarlos, a Cristo, aunque siempre respeto, que, quien lo quisiera siguiese practicando la vieja Ley, pero sin imponer, pues el cristiano es libre

En, la carta a los filipenses;  filipenses 2ss,   el Apóstol de los gentiles, hace una llamada  a la Unidad

Con todas, estas divergencias,  peleitas de hermanos, la Unidad no se había roto,  pero no tardaría mucho

En la primera carta del Apóstol Juan; ya hace una mención, a los que habían roto, la Unidad, los que negaban la Encarnación del Verbo,  1 Jn 2, 18ss, posiblemente, docetas, gnósticos, y, maniqueos, pero que surgen, dentro de la propia Comunidad joánica, y, puede que de alguna otra; el autor de la epístola deja claro, que se van, porque no eran de la comunidad, y, en la  segunda epístola, 2 Jn,  10ss. Prohibirá todo contacto con ellos

A todo esto, los cristianos sufren  la persecución de Nerón, primera que puede ser considerada como tal

Todavía no se han formulado dogmas, ni, se asentado el Credo, pero ya se ha visto, que no es fácil, La Unidad, no lo es desde el punto de vista humano, pero gracias a Dios,  los dos primero siglos no fueron siglos de ruptura



La Unidad  en la época del imperio  romano

En los  3 primeros siglos, aparecen los gnósticos, y, docetas, pero podemos decir que en cierto modo, las persecuciones mantienen a los cristianos unidos

San Ignacio de Antioquia en el siglo II, en su  carta  a los  esmirniotas,  hace llamada a la  Unidad, y, la Fidelidad

San Irineo de Lyon

Condena a  Dion, por diferenciar  1 dios en el AT, y, otro en el Nuevo, en su tratado sobre los herejes, condena a Marción, que quería borrar el AT; insiste en que sólo hay  1 Dios, el del AT, es el del NT.

En el 190, escribe a su amigo Florino que había entrado en un grupo disidente

325    tiene lugar el Concilio de Nicea, contra Nestorio

Sin embargo, todos a su modo, confesaban  la  Fe  en Jesús como Mesías a su manera


Mani,  siglo III,  insiste  en un dualismo del bien, y, del mal



Constantino, pone como capital del imperio de Oriente, a Bizancio,  a la que llama; Constantinopla, la ciudad de Constantino, esto tiene lugar el  11 de mayo del 330

Deja de interesarse por  Occidente

Constantinopla,  pretende ser la Segunda Roma, y, reúne en torno a ella, a los cristianos de habla helena, es el germen de la futura división de la Iglesia



La Unidad tras la caída del imperio

Tras la caída definitiva del Imperio romano de Occidente.  Se producen  divisiones cuyas heridas son restañadas, hasta el siglo X; en que se produce la ruptura entre el Oriente cristiano, y, el  Occidente cristiano,  con Miguel Celulario, y, Focio, es el nacimiento de las Iglesias Ortodoxas.

El punto de conflicto, será amen de motivos políticos,  el Fillioque, la procedencia del Espíritu Santo, del Padre, y, del Hijo; o, del Padre, a través del Hijo

La segunda gran ruptura, tendrá lugar en los siglos XV, y XVI, con  el nacimiento de las Iglesias luteranas, reformadas, y, más tarde la anglicana, de ellas, a su vez procederían otras Iglesias, o, Comunidades

Los motivos de la división, el pecado de todos,  el mal ejemplo dado, por las autoridades de la Iglesia,  motivos políticos pues   la unión entre Iglesia, y, reyes era muy fuerte

El caso fue, que la Esposa de Cristo quedo herida rota, durante siglos, los que  fuimos bañados en el mismo bautismo, nos veríamos según el lado que nos tocase, como, papistas, come santos, idolatras, o, herejes, cismáticos, violadores de monjas; nada de esto  era voluntad de Dios



El falso concepto de Unidad

Durante mucho tiempo,  pues el deseo de Una sola Iglesia,  existió siempre,  tuvimos un concepto errado, de lo que significaba; y, ni que decir tiene, que  todavía hay quienes lo siguen teniendo

La Unidad que buscamos, mejor dicho, por la que oramos,  no es; hablamos desde el punto de vista católico, que todos los no católicos, se hagan católicos; no se trata de un regreso, por otra parte imposible, porque la Iglesia, no se ha quedado quieta, la Barca de Pedro, ha navegado, y, navega por el proceloso mar de la historia,  los católicos, no estamos, en la Iglesia del siglo XV ni del X; ni del XVII

No es tampoco, que todos seamos  como clones, de serie, todos igualitos, nuestra Unidad se basa en la diversidad, como, La Trinidad,  en la que todos creemos;  3 Personas distintas, pero 1 sola naturaleza,  buscamos la Unidad en lo esencial, y, en el Amor, que ya nos profesamos, aunque aún tengamos mucho que  hilar

No buscamos, ni deberíamos una unidad, en la que el otro, tenga que renunciar a gestos, que aunque no, nos digan nada, si son para él, expresión de su Fe;  a la larga todos nos enriqueceremos

Buscamos la Unidad de todos, en la Única   Iglesia de Cristo,  cuando Él quiera, y, como quiera

Como católicos, creemos que  esta Iglesia, subsiste,  en la Iglesia Católica romana,  porque  pensamos, y, creemos con todo respeto por los hermanos que no creen igual;   que es en ella, en esta Iglesia, Santa, y, Pecadora,  culpable también,  y, no en menor grado del pecado de la división,   creemos que en Ella, se dan , la mayoría de los medios de salvación,  dispuestos por el Señor, que  también  están en las otras Iglesias, y, Comunidades, que brotaron de Ella, directa, o, indirectamente




La Unidad como arma política

La Unidad,  que buscamos, no es una; unidad política, no es como la que  buscaron los Reyes católicos para España;  sin embargo, esta Unidad eclesial; fue buscada,  por ese motivo, por dirigentes políticos, a lo largo de la historia,  si todo el mundo tenía la misma fe, se evitarían guerras, y, todo el  mundo les obedecería; si el rey de España era católico, un buen español, era el que era católico,  si la reina de Inglaterra era anglicana, y, cabeza de esa Iglesia, el buen  inglés, era el anglicano, y,  etc. Etc.  Por lo tanto, los súbditos que no tuviesen esa fe, habían de ser “convertidos”; e, incluso eliminados, si ya no con le perdida de la vida, si con el ostracismo, la merma de los derechos, no fuese a suceder;  que en una guerra, se pusieran del lado, de sus hermanos  de religión, aunque fueran enemigos de su patria

Esto era, y, es un craso error,  la libertad religiosa, es un derecho humano, y, los derechos humanos, vienen de Dios, no de la ONU,  no busquemos pues la Unidad política 

Este fue el error de los Reyes católicos,  incluso políticamente, echaron fuera, a judíos,  e, islámicos, e hicieron falsas conversiones, de  pobres que no querían perder la vida; pensando erróneamente, que así, todos los españoles, serían uno

Pero no fue sólo error suyo; cuando Lutero clavo sus 95 tesis, el emperador Carlos V, Carlos I, de España, intervino, y, no lo hizo, como cristiano dolido, si no, porque para él, planteaba un problema político, como no es cosa, de ponernos a contar historias,  sabemos que se termino con un acuerdo, los príncipes, es decir los Jefes de Estado, tenían derecho, a escoger la Iglesia que quieran; pero los súditos tenían que tener la religión del príncipe, este principio,  se aplico durante siglos al pie de la letra, y, por ello, los países de la Reforma, si son monarquías,  son confesionales, Dinamarca, Suecia,  en  los países católicos ya no, es obligatoria la confesionalidad


Pero no hace muchos siglos, si uno decía que era español, estaba diciendo que era católico;  o, era ya sospechoso, Ya que se pensaba, que lo mejor era, que siendo todos del mismo país, se pensará igual, y, si ya era craso error, en el terreno político, en el  religioso mucho más


La Unidad cristiana, como  Dios quiere

La Unidad, que El Señor quiere, es la misma, que tiene, La Santísima Trinidad; Unidad en lo esencial, en el Amor, en lo primordial;  nuestro Dios es Uno, pero al mismo tiempo es Trino; son  3 Personas distintas; pero con una sola voluntad una sola naturaleza, así nosotros, hemos de ser una sola Iglesia, la de Cristo,  pero no un grupo clónico, como decía Agustín de Hipona; “ En lo esencial Unidad,  el la diversidad respeto, y, por encima el Amor”

Y, todo esto, no podemos lograrlo solos; precisamos la oración, la ayuda de lo Alto; amén de conocernos, pues no se ama; lo que no se conoce; puede parecer que no hemos hecho nada, pero si echamos al vista atrás;  podemos estar seguros; que el Espíritu del Señor Resucitado,  esta actuando en nuestras Iglesias; y, Comunidades

Trabajo realizado por:

Miembros del grupo de animación ecuménica de La Coruña, diócesis de Santiago de Compostela
































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