miércoles, 18 de julio de 2018

No me entrego a la muerte”


"No me entregó a la muerte"

Salmo 118, 1, 14-29. “No me entrego a la muerte”
Este Salmo atribuido a David, es sobre todo un Salmo mesiánico, un Salmo de  Resurrección, Ya no es David, sino Jesús glorificado, quien invita a todas las naciones a todos los pueblos, a alabar a Dios con Él, y, en primer lugar a nosotros los cristianos, claro que para eso tenemos que dejar fuera las rencillas de unos con otros

El Salmo es uno de los más largos, pero en esta ocasión tomada del primer día de oración por La Unidad del año 2017, son solo  16 versículos

Con Jesús proclamamos que Dios es nuestra fuerza y nuestra salvación, en las Tiendas, Tabernáculos de los justos hay alegría, porque la Mano de Dios hace proezas, La  Mano de Dios resucito a Jesús, La Mano de Dios nos unirá.

Jesús por el salmista nos grita, “No moriré, viviré para contar las grandezas de Yhv”, Y, San Pablo nos dirá que Cristo vive para siempre, y, nosotros con Él, aunque los demás vean nuestro cuerpo incinerado, o podrido, o comido de fieras, nosotros estaremos vivos y gloriosos, porque Dios en Cristo nos rescató.

“Me castigo Yhv, pero no me entrego a la muerte” La muerte no tuvo la última palabra con Jesús, ni la tendrá con los que lo siguen con los suyos

“Abran las puertas de La justicia y, entraré para dar gracias por ella”

No es la puerta del Viejo y Santo Templo judío, es la Puerta de La Gloria que Jesús traspasa introduciendo su Humanidad en La Trinidad, y, es el Corazón abierto de Jesús, único acceso al Padre, por ella entran los que se dejan justificar por Jesús,  y, no pretenden justificarse ellos mismos.

Jesús piedra desechada es La Piedra angular de la Iglesia, Dios nos ha mostrado su Misericordia y su Poder en Él

Demos Gracias a nuestro Dios, porque su Misericordia con nosotros es Grande y Eterna





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