"No me entregó a la muerte"
Salmo 118, 1, 14-29. “No me
entrego a la muerte”
Este Salmo atribuido a David, es
sobre todo un Salmo mesiánico, un Salmo de
Resurrección, Ya no es David, sino Jesús glorificado, quien invita a
todas las naciones a todos los pueblos, a alabar a Dios con Él, y, en primer
lugar a nosotros los cristianos, claro que para eso tenemos que dejar fuera las
rencillas de unos con otros
El Salmo es uno de los más
largos, pero en esta ocasión tomada del primer día de oración por La Unidad del
año 2017, son solo 16 versículos
Con Jesús proclamamos que Dios es
nuestra fuerza y nuestra salvación, en las Tiendas, Tabernáculos de los justos
hay alegría, porque la Mano de Dios hace proezas, La Mano de Dios resucito a Jesús, La Mano de
Dios nos unirá.
Jesús por el salmista nos grita, “No
moriré, viviré para contar las grandezas de Yhv”, Y, San Pablo nos dirá que
Cristo vive para siempre, y, nosotros con Él, aunque los demás vean nuestro
cuerpo incinerado, o podrido, o comido de fieras, nosotros estaremos vivos y
gloriosos, porque Dios en Cristo nos rescató.
“Me castigo Yhv, pero no me
entrego a la muerte” La muerte no tuvo la última palabra con Jesús, ni la
tendrá con los que lo siguen con los suyos
“Abran las puertas de La justicia
y, entraré para dar gracias por ella”
No es la puerta del Viejo y Santo
Templo judío, es la Puerta de La Gloria que Jesús traspasa introduciendo su
Humanidad en La Trinidad, y, es el Corazón abierto de Jesús, único acceso al
Padre, por ella entran los que se dejan justificar por Jesús, y, no pretenden justificarse ellos mismos.
Jesús piedra desechada es La
Piedra angular de la Iglesia, Dios nos ha mostrado su Misericordia y su Poder
en Él
Demos Gracias a nuestro Dios,
porque su Misericordia con nosotros es Grande y Eterna
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