miércoles, 24 de febrero de 2021

Aprender a compartir


Esta era la primera lectura del Octavario del día 5º el pasado año 2020


Hechos 27, 33-36
«En tanto amanecía, rogó Pablo a todos que tomaran algún alimento: “Hoy hace catorce día, les dijo que estáis en espera angustiosa y en ayunas, sin haber probado bocado. Os aconsejo, pues, que comáis algo, que os vendrá bien para vuestra salud; por lo demás, ni un cabello de vuestra cabeza se perderá”. Dicho esto, Pablo tomó un pan y después de dar gracias a Dios delante de todos, lo partió y se puso a comer. Los demás se sintieron 
entonces más animados, y también tomaron alimento».

El relato de Hechos nos habla del naufragio de Pablo y sus compañeros de viaje en la Isla de Malta, Pablo comparte el pan con ellos y, los anima a comer, no los fuerza, los anima comiendo él también, y, así comieron todos y no perecieron.

Eso ya paso, pero para nosotros La Biblia es palabra de Dios, que se actualiza cada día, y, hoy los cristianos tenemos que “Comer” La palabra de Dios, que para católicos y ortodoxos, no es sólo La Biblia, sino La Biblia junto con La Tradición Divino Apostólica, comerla, es decir interiorizarla y vivirla, La Biblia no es para tener en un atril, ni en un estante de la biblioteca del salón, pero sí no la vivimos, de nada nos valdrá ni tenerla ni leerla, gracias a Dios de este alimento disponemos todos los cristianos, como cristiana católica me alegro cuando un sacerdote católico, anima y manda leer La Biblia. Sin comer los protagonistas del Relato de hubieran perecido, si no alimentamos nuestra Fe, con La Palabra de Dios nos pasa lo mismo-
Pero el texto bíblico de hoy dice mucho más, habla de compartir los bienes los espirituales entre nosotros los cristianos, y, todos ofreciéndolos no imponiéndolos con todos los seres humanos siendo hospitalarios, acogedores, con los refugiados, que buen ejemplo dieron a la historia, los malteses que acogieron a Pablo y a los otros náufragos, hagamos lo mismo acogiendo y compartiendo nuestros bienes los dones que Dios nos dio materiales y espirituales, con cualquier ser humano en necesidad, eso sí compartir no imponer, y, cualquier ser humano es cualquiera, no importa sexo, edad, religión, raza, orientación sexual, etc,

Al compartir los cristianos sin importar la Iglesia o Comunidad a la que pertenezcamos, estaremos viviendo La Unidad, avanzando por ella, mientras pedimos al Padre por Jesús que nos una el día por el señalado en La Iglesia Cuerpo de Cristo su Hijo, para que seamos Uno, como Ellos son el Uno eterno, y, el mundo crea en Cristo y pueda ser salvado, para gloria de Dios.




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